La serie sigue a un grupo de adolescentes de un instituto
de Oslo y cada temporada se centra en un personaje.
Lo que hace a Skam una serie tan única es el uso que le
da a otros medios para aumentar su narrativa.
Cuando una temporada estaba en emisión, se desarrollaba a
tiempo real, es decir, en la web oficial se publicaban escenas que estaban ocurriendo a la vez en el mundo real y en el
universo de la serie. Por ejemplo, dos personajes quedan a dar una vuelta a las
17:00, pues a las 17:00 en la web oficial se publicaba un vídeo de ellos
encontrándose para ir a dar esa vuelta.
Esas escenas se recopilaban y al final de la semana se
emitían juntas, lo que formaba un episodio de la serie, que podía ir desde 15
hasta 40 minutos, el tiempo de duración era muy flexible.
Esto es muy interesante porque aplica la captación del
espectador de la televisión tradicional, es decir, aquel espectador que tiene
que estar sentado en el sofá a las 22:40 para ver una serie, al mundo multimedia.
En este caso, el espectador de Skam necesita estar a las 17:00 en su ordenador para poder ver de qué hablan los dos personajes que han quedado. Incluso, un espectador muy fan puede adaptar su vida a la de Skam para estar siempre disponible cuando los personajes interactúan entre sí, lo que puede llegar a ser un nivel de obsesión preocupante, pero al fin de al cabo el objetivo final de todo producto audiovisual es mantener a los espectadores lo más enganchados posible.
En este caso, el espectador de Skam necesita estar a las 17:00 en su ordenador para poder ver de qué hablan los dos personajes que han quedado. Incluso, un espectador muy fan puede adaptar su vida a la de Skam para estar siempre disponible cuando los personajes interactúan entre sí, lo que puede llegar a ser un nivel de obsesión preocupante, pero al fin de al cabo el objetivo final de todo producto audiovisual es mantener a los espectadores lo más enganchados posible.
Además de esto, los fans podían ver como los personajes
interactuaban en tiempo real, ya fuese mediante Instagram o mediante un chat
que se podía ver en la web de la serie.
Aunque a veces estas interacciones en redes sociales se
veían en los episodios, algunas no, por lo que los espectadores debían estar
bien atentos a Instagram o a la web para no perderse nada.
Las cuentas de Instagram no eran de los actores, eran de
los personajes, y en el momento en el que subían una foto, era porque el
personaje la había subido justo en ese momento. Los fans podían estar muy
atentos de con quien estaba cada personaje, quien daba “me gusta”, quien
comentaba, etc, como si estuvieran cotilleando a personas reales.
Al fin del cabo, ver una serie o una película se trata de “cotillear” que le pasa a otra gente, así que Skam lo que hizo fue llevarlo un paso más allá y hacer que ese “cotilleo” del espectador audiovisual emulase al “cotilleo” que se le puede hacer a cualquier persona real en Facebook, Instagram, Twitter, o cualquier red social. Gracias al transmedia los personajes cobraban vida gracias a las redes sociales, no había nada en su cuenta de Instagram que indicase que se trataban de personajes ficticios interpretados por actores que poco o nada tenían que ver con esas personas que aparecían en las fotos.
Al fin del cabo, ver una serie o una película se trata de “cotillear” que le pasa a otra gente, así que Skam lo que hizo fue llevarlo un paso más allá y hacer que ese “cotilleo” del espectador audiovisual emulase al “cotilleo” que se le puede hacer a cualquier persona real en Facebook, Instagram, Twitter, o cualquier red social. Gracias al transmedia los personajes cobraban vida gracias a las redes sociales, no había nada en su cuenta de Instagram que indicase que se trataban de personajes ficticios interpretados por actores que poco o nada tenían que ver con esas personas que aparecían en las fotos.
Skam solo está disponible para ver en noruega, pero la
comunidad fan tradujo, en diversos idiomas, tanto los chats de los personajes
publicándolos en cuentas de Twitter como los episodios que fueron subiéndose subtitulados
a Google Drive. Es una serie que se convirtió en un éxito mundial gracias al
boca oreja y al trabajo de los fans, ya que la promoción en todo el mundo
(excepto en Noruega) fue nula.
Tal es el éxito de Skam que ya se preparan versiones en
diversos países, como Alemania, Italia e incluso España, que será emitida en
Movistar +. Pero el caso en el que me gustaría detenerme un poco es en el
estadounidense.
Facebook será el encargado de emitir la versión norteamericana de Skam mediante su nuevo servicio de vídeo, Facebook Watch.
Skam será una de las primeras series originales de Facebook
Watch (la primera es una comedia indie llamada Strangers, estrenada en
septiembre de 2017), y aunque esta versión cuenta con la creadora de la serie
original al mando, el hecho de que se emita en Facebook puede ser algo
preocupante para el universo transmedia de esta versión en habla inglesa.
Facebook es una red social fundada por Mark Zuckerberg en
2004, y entre sus subsidiarias se encuentran Instagram, Facebook, WhatsApp o
Oculus VR.
Esto quiere decir que lo más probable es que los
personajes tendrán sus propias cuentas de Facebook, de Instagram, y los
espectadores podrán ver sus chats en Facebook mediante capturas del servicio de
mensajería de la red social, o de Whatsapp.
Es decir, el hecho de que la nueva versión se emita
dentro de una propia red social parece lo más transmedia posible, pero en
realidad supone una gran limitación del relato.
Habrá que ver cómo consigue la versión estadounidense
superar sus limitaciones, y cómo funciona el transmedia en los demás países
europeos. Lo que está claro es que Skam empezó siendo una pequeña serie noruega
y ha acabado siendo toda una revolución en el transmedia en cuando al uso de
las redes sociales. Esperemos que las nuevas adaptaciones le hagan justicia.
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